Los alumnos de 2º ESO A han ganado la II edición del concurso nacional ¿Qué es para ti la clase de Religión? en la sección de Literatura, con un total de 6.086 votos. Ahora se irán en breve de viaje con su tutora Isabel Monforte. ¡Enhorabuena!
ESTE ES EL TRABAJO GANADOR:
EL VIAJE A UN MUNDO DE LOS SUEÑOS
Aquel día me levanté e hice todas las tareas
rutinarias: desayunar, vestirme, peinarme, hacer la cama, etc. Habitualmente
suelo hacer siempre lo mismo, como si fuera un robot, sin pensar, pero ese día algo
cambió y no fue uno más, se convirtió en
un día distinto, un día diferente. Todo
ocurrió nada más comenzar la clase de religión.
Pensé que sería aburrida y que la profesora haría lo que cualquier otra, no
tenía grandes expectativas. Creía que sería una clase más en la que se contaría
lo del libro, sin profundizar nada, todo por encima como para quitárselo de en
medio. Sin embargo, esta vez fue diferente. Fue una clase muy especial en la
que nos explicó todo lo que Jesús había hecho por nosotros, cómo se había
sacrificado para salvarnos y todas las
cosas buenas que había hecho por
los demás sin pensar nunca en su propio beneficio.
Me quedé impresionada de que alguien pudiera hacer
tales cosas, ya que cada vez que veía el telediario solo salían personas que
hacían daño a los demás o destruían lugares o mataban…personas que no se
preocupaban por otros, que sólo tenían en cuenta sus propios intereses.
Al principio pensé que era imposible que una persona
pudiera ser tan buena y compasiva y poco a poco me fui quedando maravillada por
todo lo que Él, JESÚS, representaba. Desde ese día, tuve una motivación, una
nueva meta que nunca había tenido: “LLEGAR A SER IGUAL DE BUENA QUE ÉL”. Y se
convirtió en mi modelo a seguir. Como podéis imaginar la asignatura de religión
se convirtió en mi preferida, por supuesto. Quería conocer con más profundidad la
figura del Maestro Jesús e intentar que mi
vida se pareciera más a la suya.
Cada lunes por la mañana me despierto con un destello de ilusión y el
brillo en mis ojos. Una ilusión creciente, natural, una intensa emoción, mezcla
de entusiasmo y otros sentimientos. La ilusión de soñar y no volver a despertar. Puedo parecer una
persona rara al pensar en algo que es para muchos infantil y poco práctico, innecesario
para mis conocimientos. Sin embargo, la “rareza” no me quita esa verdadera
parte de mi ser. Sentada en mi pupitre, esperando a que todos lleguen para
comenzar un viaje de sueños emocionantes.
Sé que no todos quieren comenzar ese viaje. Algunos
prefieren quedarse en sus sitios contemplando simplemente, no sintiendo.
Cuando por fin las palabras comienzan a flotar por el
aire, un ligero y profundo sentimiento nos hace olvidar dónde estamos, nuestras
preocupaciones, lo que portamos, lo que llevamos o no. Sólo somos nosotros
mismos y… ¡ Comenzamos a soñar!
En clase no hablamos solo de Dios, y todas esas
cosas, hablamos también de sucesos de
actualidad relacionados de alguna manera con la religión, pero sin que parezca
por ello una clase de Sociales. Para
mí esta clase es una forma de aprender a amar en el colegio, de aprender
a respetarnos todos. Puede que no sea la clase preferida de mucha gente pero con
el tiempo te das cuenta de que no es una clase cualquiera.
La religión es la vida misma, es un camino por recorrer,
montañas que atravesar, mares que cruzar y puentes por los que pasar. Todo ello
es un viaje, con constantes decisiones, momentos buenos y momentos difíciles,
momentos felices y tristes.
La clase de religión es una clase que consigue que
te olvides del estrés de una sociedad que se ha olvidado de amar. Es un momento
en el que hablamos de la actualidad en que vivimos. Es un refugio, un aislante y una burbuja que
me protege de todo. Nunca no te acuestas sin haber aprendido una cosa más y aprendes
también a ponerte al servicio de los otros y a dejar atrás lo material: “No he
venido a ser servido, sino a servir”.
Para mí la religión es como el motor de la vida. Si
te fijas, en la Historia siempre ha existido la religión. Todos los seres
humanos la han tenido presente día a día. Puedes ir por la vida sin tener
presente la religión, y vivir como si las pilas se te fueran a acabar, como si
tuvieras que cambiarlas cada cierto tiempo o puedes vivir teniéndola presente,
es decir, con una batería que sencillamente no se agota. Yo quiero tener la
religión presente en cada cosa que hago y es lo que pretendo en esta clase: que
Dios te da fuerzas para todo lo que tienes que afrontar diariamente y que sin él te haces muy pequeño.
No son sólo unos libros que hacen que la mochila
pese más, es más que eso, es una puerta a Dios. Es el teléfono que nos comunica
con él. Religión es fe, abre caminos, camina senderos. Dios está cerca, Dios
está aquí. La palabra está en tus manos. Siémbrala y recoge los frutos. Cada
página contiene una enseñanza, un recuerdo del verdadero mundo. Del mundo que
hizo Dios, con tanto cariño y esmero. Pero el mundo actual está corrupto,
maltrecho, un mundo herido por la maldad y el egoísmo. Entonces, debes conectar
con ÉL. Ahí se encuentra la clave.
En clase viajamos a un mundo con prados rojizos, con
esa resplandeciente la luz del sol del amanecer, con el creciente musgo, los árboles frutales y arbustos verdosos y
florecientes. Un mundo nuevo, donde las espigas y cardos son derrotados y
quedan bajo tierra para no volver a salir, donde las tímidas semillas dejan sus
miedos atrás y muestran sus verdaderas bellezas, y donde la astucia gana
ferozmente a la fuerza.
Animales atrapados e inocentes salen de sus
madrigueras y muestran su respeto a animales más grandes. Aquellos que con
cuerdas estaban, ahora se desatan con un extraordinario tirón para correr
libres hasta el horizonte. También allí, las personas, antes robóticas, se
desprenden de todo tipo de material, miran al frente, y quitan los cuchillos de
sus corazones, donde la sangre vuelve a bombear. Donde los encerrados desgarran
sus barrotes para salir a mirar el cielo de una vez por todas.
La envidia queda encerrada en un espejo queriendo
salir para que alguien la encuentre. Las aves muestran sus alas blancas dejando
atrás sus diferencias y dudas. Ese mundo crece en oxígeno y su fuego interior
se fortalece. Llenándose de vida.
Al terminar nuestro viaje, algunos lo olvidan,
dejando esos recuerdos en un lugar lejano de su mente, pero otros se acercan a
la ventana, alzan la cabeza y al mirar al cielo, desean con todas sus fuerzas y
su corazón que aquel increíble e impresionante viaje de sueños no acabe nunca,
que vuelva a ocurrir otra vez. Pero sobre todas las cosas que todos los
múltiples viajes no sólo sean sueños, sino que ocurran en nuestro presente y en
un interminable futuro.
Cuando acabó el curso me puse a rememorar todo lo
que había aprendido desde el inicio, las experiencias intensamente sentidas…. Y
me di cuenta de que no había sido una simple eucaristía y no habían sido unas
simples clases de religión, todo se podía englobar en los valores aprendidos y
la verdadera vocación que había encontrado.
Para mí la clase de religión es una clase para
aprender a vivir la vida de la mano de JESÚS. Ya que aprendemos valore y a valorar a los demás.No
solo son contenidos, os lo aseguro amigos míos. En matemáticas aprendo a sumar,
dividir y multiplicar Y en lengua a reconocer un predicado verbal. Pero lo más
importante, sin duda, ahora os lo voy a contar, es la hora de religión, en la
que aprendemos a amar.